¡Mujer! La experiencia podrá haberme dicho,
que todo el que os contemple habrá de amaros;
Seguro que la experiencia me habrá enseñado
que vuestras firmes promesas no son nada;
pero, dispuesta ante mi con todos vuestros encantos,
todo yo lo olvido, menos adoraros.
¡Oh Memoria! vos elegís la bendición
que va unida a la esperanza, cuando aún poseéis;
¡pero tanto más despreciada por cada amante
cuando la esperanza ha huído, y la pasión acabado!
La mujer, esa bella y cariñosa embaucadora,
¡cómo tienden los mozuelos a creerla!
¡Cómo late nuestro pulso al ver
el ojo que rueda brillante y azul,
o centellea negro, o suave lanza
un destello bajo frentes castañas!
¡Qué pronto damos crédito a cada voto,
y la oímos prestar el voluntarioso juramento!
Ingenuos esperamos que durará para siempre,
cuando, ¡atended! ella en un día cambia .
Este testimonio permanecerá,
"¡Mujer! vuestras promesas se escriben en la arena."
Woman! experience might have told me
That all must love thee, who behold thee:
Surely experience might have taught
Thy firmest promises are nought;
But, plac'd in all thy charms before me,
All I forget, but to adore thee.
Oh memory! thou choicest blessing,
When join'd with hope, when still possessing;
But how much curst by every lover
When hope is fled, and passion's over.
Woman, that fair and fond deceiver,
How prompt are striplings to believe her!
How throbs the pulse, when first we view
The eye that rolls in glossy blue,
Or sparkles black, or mildly throws
A beam from under hazel brows!
How quick we credit every oath,
And hear her plight the willing troth!
Fondly we hope 'twill last for ay,
When, lo! she changes in a day.
This record will for ever stand,'
"Woman, thy vows are trac'd in sand."